Here a funny thing about time, sometimes a second can last for hours and some other times a week seems to go in less than an hour. One can squeeze a life in 25 years or waste it in one hundred. I've spent the last ten months celebrating mine and after lots of planning I was ready for a colossal party that I called 'The Adrenaline Week'.
Monday:
In contrast to the Boomtown Rats and Brenda A. Spencer I DO like Mondays. I believe a good start of the week can shoot you over the tedious Tuesdays, Wednesdays, etc... and bearing that in mind I cracked my adrenaline week with a bunch of insane downhill mountain-bike rides. The terrible weather (pouring rain) and the world-class mountain-bike trails near Rotorua teamed up to provide what's probably been the scariest of all the activities I've done in New Zealand. I know that after reading what I did the following days you won't believe what I've just said but it's absolutely true. Forever carved in my memories the two young wild boars running in front of my out-of-control bike as I rode down the Split Enz. Watch movie!
Tuesday:
After a few days of rain the weather finally gave us a break. To celebrate it we signed up for a rafting trip down the Kaituna River. The river features grade 5 rapids plus the awesome 7 meter (21 feet) Tutea Falls, the worlds highest commercially rafted waterfall. To be honest I prefer slightly calmer waters because in this kind of rivers there is not much you can do on the raft, basically you go down at the mercy of the rapids praying for your life each time the instructor shouts: DOWN!
Wednesday:
The rain was back in town so we decided to hit the indoor climbs at a local gym. Nothing special really, but a good way to keep the body pumping. We topped the day bathing in the thermal waters present in this volcanic area of the country.
Thursday:
Drove from Rotorua to Taupo stopping at the very impressive Huka falls and the supermarket to stock up for the next's day challenge.
Friday:
Our prayers for good weather didn't work - not even the Maori haka. After five days waiting we decided to set off for the Tongariro Alpine Crossing anyway. This 19-km trek -said to be the best day trek in NZ- features dramatic views over volcanoes and pristine lakes. I guess they were still there but due to the adverse climatology we could barely spot some peaks. Certainly a shame but at least we can say we did it, which was far from easy under those conditions.
Saturday:
After the previous night's celebration I woke up with a head cold and a mild hungover. Luckily I had some ColaCao left and this was indeed a good time to use it. Timid sun beams found their way through the cloudy sky. I looked at the calendar, looked up to the sky again and said: now or never! One hour later I was sitting on the lap of a Hungarian skydiver on a plane at 12000 feet above the Lake Taupo. The door slided open, a wave of strong wind blew my face, my feet hung in the void, and eventually I felt the final push, off we went!
For three seconds flashes of the shinny pink fuselage mixed with others of the far ground in a sensation that can only be compared to being inside a giant washing machine. We stabilized after five seconds or so, from there on a dramatic free fall towards the clouds. It was when I felt the moister of the clouds on my face that I started to realize what was happening and I just loved it! We left the clouds level behind (or above) us to discover the snowed peaks and the massive lake Taupo -the size of Singapore- growing lager. Then the pull, the sound of something unfolding and a jerky stop in the air. Finally I could hear Laci (the Hungarian Siamese twin attached to my back), How would you like to play with the parachute? He supervised while I maneuvered the life-saving device with the right and left cords. Finally he took over and asked me to raise my legs. My ass landed smoothly on the green paddies near the airstrip.
I couldn't believe what had just happened, 45 seconds earlier I was sitting on a plane and now I was on the ground. That had been, without a doubt, the most unbelievable minute of my life. Thanks to all those who made it possible.
Sunday:
Emulating the good Lord I decided to rest on the seventh day. It had been an amazing week with very few hours of sleep and way too much excitement. My body needed some rest and found it on the couch of the hostel. What it didn't know then is that there was one last surprise awaiting.
To be continued...
La paradoja del tiempo es que a veces un segundo puede parecer una eternidad y sin embargo otras veces una semana se esfuma en un minuto. 25 años pueden valer una vida o tal vez 100 no sean suficientes para cumplir tus sueños. Yo me he pasado los ultimos diez meses celebrando este regalo de mis padres que es la vida y tras echar un ojo a la hucha me agencie un billete para una montaña rusa que bautice como 'La Semana de la Adrenalina'.
Lunes:
Tal vez no suene demasiado excitante en un principio, y menos cuando leais el resto de la semana, pero descender las laderas proximas a Rotorua fue sin duda la actividad mas excitante de la semana. Los barrizales, las sendas con badenes, los conejos y jabatos saltando delante de la rueda delantera de mi bici y las caidas (sin mayores consequencias) permanecen en mi recuerdo como una de las experiencias mas extremas del viaje y tal vez la mas arriesgada. No habia gozado tanto sobre dos ruedas desde mis carreras por el 'rompeculos' de Armentia.
Martes:
El mal tiempo por fin nos dio un respiro y para celebrarlo nada mejor que un descenso en rafting por el rio Kaituna. Este rio incluye rapidos de grado 5 y varias cataratas, incluyendo una de 7 metros que es la mas alta que se puede 'navegar' en el mundo. Todo sea dicho yo me quedo con las aguas mas tranquilas de Nepal pues en un rio como este no hay mucho que hacer sobre la barca, basicamente uno baja a merced de los rapidos agarrandose al remo y la barca cada vez que el instructor grita: abajo!
Miercoles:
La lluvia volvio a hacer acto de presencia. Nuestra alternativa para mantener los niveles de adrenalina altos fue una visita al rocodromo de Rotorua. Nada nuevo pero sin duda una buena manera de matar el tiempo cuando la climatologia no acompaña. Para acabar el dia nos dimos unos baños en las aguas termales de la zona.
Jueves:
Dia de transicion. Mis compañeros de viaje Greg y Bryony (24 y 23, ingleses) condujimos los 90 kilometros hasta Taupo parando en un supermercado para abastecernos para nuestro proximo reto.
Viernes:
Nuestras plegarias no fueron escuchadas y el tiempo no mejoro. Cansados de esperar, nos decidimos a intentar la Travesia al Tongariro. A lo largo de los 19 kilometros de caminata (desnivel de 800 metros) uno pasa de las laderas volcanicas a las cumbres nevadas y los crateres y lagos de aguas pristinas. Supongo que todos ellos estarian alli pero lamentablemente y por culpa del mal tiempo no pudimos ver casi nada. La travesia se convirtio en un desafio contra los elementos que me costo un catarrillo que cure a base de cervezas de celebracion.
Sabado:
Etapa reina de la semana. Tras una noche movidita desperte con un ligero dolor de cabeza, nada que un buen tazon de ColaCao no pueda remediar. Entonces vi la señal, unos rayos de sol que se abrieron paso entre las nubes sobre el lago Taupo. Tras meses esperando a este momento era la hora de decidirse: ahora o nunca!
Una hora mas tarde una avioneta rosa despegaba del aerodromo local y yo me sentaba al regazo de Laci, un paracaidista hungaro que habia prometido devolveme a tierra firme en una pieza (viva o inerte). Ser el ultimo en subirse al avion no solo significaba sentarse al lado de la puerta de metacrilato sino tambien que yo seria el primero en abandonar la nave. El altimetro alcanzo los 12000 pies (3500 metros), la puerta se deslizo dando paso a una racha de viento que despejo los sorprendentemente pocos nervios que me tenia. Mis pies colgando fuera del avion, Laci sacude mi hombro y se impulsa fuera del fuselaje. Los siguentes 3 segundos (o 3 horas?) se resumen con flases de avioneta y suelo en la lejania, algo asi como estar dentro de una lavadora gigante. Tras esto Laci consigio estabilizarnos, desde ese momento y durante 10 segundos (o 10 horas?) caida libre sobre las nubes. Fue al sentir la humedad de las nubes sobre mi cara cuando me di cuenta de que no estaba volando o flotando sino cayendo. Increible sensacion, imposible de explicar. Pasamos las nubes de algodon y descubrimos los picos nevados y el lago Taupo (del tamaño de Singapur) haciendose mas y mas grande. Un sonido electronico es sucedido por otro similar a una vela hizandose sobre el oceano y entonces paramos en mitad del cielo, como si nuestro ascensor se hubiera estropeado a mitad de camino. En la calma de las alturas oigo una voz, es Laci, me pregunta si quiero maniobrar el paracaidas a lo que respondo gustoso. 'Tiro de la cadena' derecha e izquierda a lo que el parapente responde con sendos giros en espiral, por primera vez siento que estoy volando de verdad. La tierra se acerca a nosotros y Laci retoma el control. Me pide que levante mis pies en lo alto. Mis posaderas se posan sobre la hierba del aerodromo tras una habil maniobra de mi gemelo siames.
Que ha sucedido? hace 45 segundos estaba sentado en una avioneta y ahora estoy aqui, sobre la hierba. Que ha sucedido? porque no puedo evitar sonreir? porque tengo ganas de correr y saltar como un crio? La adrenalina supongo. Gracias a todos los que han hecho esto posible.
Domingo:
Siguiendo un buen ejemplo yo tambien descanse el septimo dia. Habia sido una semana llena de emociones fuertes y pocas horas de sueño. El sofa del hostal y la compañia de Greg y Bryony son suficientes para llenar mi domingo. Mi cuerpo descansa sin saber que la montaña rusa no ha llegado a sus destino. Continuara...
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1 comments:
Ya vemos que te gusta el teatro con poca ropa y las emociones fuertes descensos de rapidos y de paracaidas. Raúl
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