Back from the Middle-earth it was time to continue my tour around the world in miniature. Bye-bye adrenaline bursting Queenstown, hello Sunday-at-the-library boring Dunedin. On towards the big balls on the beach, followed by my reunion with the sheep, a couple of boring days in Christchurch (again) and finally off to the north island.
From what I've seen so far the north island is completely different to the south. Here the footprints left by the Maoris over the last centuries are much more obvious and easy to track. Did you ever wonder how America or Australia would be today if someone else (instead of the Europeans) had taken the lead in the discovery? Well, New Zealand is a good example. It is estimated that the first wave of Pacific immigrants arrived from Hawaiki as early as AD 800. Having realised the potential of the natural resources present in the area they hurried to bring some beautiful women from their tiny native islands and settled in what they called Aotearoa, which means 'Land of the Long White Cloud' (people still talk about those legendary 'dobbies').
Dutch explorer Abel Tasman arrived in 1642 (possibly in search of those legendary smoke clouds) and named the land Niuew Zeeland hours before out-sailing for his life after a violent encounter with the Maori settlers. In the years that followed convoys of British and French sailors revived the experiences of the Dutch seafarer including the infamous encounters with the locals. Battles and unscrupulous purchases of Maori land took place throughout the islands for the next few hundred years until in 1840 some Maori leaders signed a 'take-it-or-die' treaty with the Europeans.
Nowadays the descendants of the Maori, European and later to come Asian immigrants live together in a remarkable example of multiculturalism. I've been long interested in the Maori culture. It always fascinated me the courage of these peoples who one morning woke up in their idyllic tropical islands and said: hey bro, fancy a life-threatening boat trip to nowhere? Not only they managed to survive the not-always-Pacific ocean but they also found a better place for their families. They adapted to a much colder environment and established a thriving civilization.
A visit to the impressive Museum of New Zealand or Te Papa Tongarewa in Wellington was a good start for my journey to Maori territory. However I always claimed to be more of a 'do' person than a 'read' or 'stare' fella, consequently if I was to discover the Maori culture I had to do it the right way. Why limit oneself to staring at some Maoris performing the traditional 'haka' dance when I could give it a go myself? F*ck me, as embarrassing as it was I had a blast doing it! The most hilarious part was the post-interview with the crew of Shangai TV (who paid for the lessons) during which I had to sell New Zealand's cultural heritage to an audience of millions of potential Chinese tourists.
To conclude I most deeply apologise for the embarrassing video to the entire Maori community and to my friends and family; what can I say, I couldn't take another long rainy day in paradise!
De vuelta de la Tierra Media prosegui mi vuelta al mundo en miniatura. Adios a la capital mundial de la adrenalina Queenstown, hola 'mas aburrida que un domingo en la biblioteca' Dunedin. Reanudamos la marcha visitando las pelotas picadas en la playa, mi reencuentro con mis viejas amigas las ovejas, un par de dias mas en la aburrida Christchurch y por fin despegamos rumbo a la isla norte.
La isla norte se parece poco o nada a su vecina del sur. Aqui la huella dejada por los Maoris -primeros pobladores de Nueva Zelanda- es mucho mas facil de rastrear. He aqui mi version resumida de los ciclos migratorios de las antipodas:
Una soleada mañana del 800 DC dos bilbainos (de nacimiento) residentes en la preciosa isla de Hawaiki en mitad del Oceano Pacifico se encuentran en el bar de la esquina. Tras discutir sobre el arbitraje del ultimo partido del Athletic uno de ellos salta con la siguiente proposicion: A que no hay huevos a montar una gabarra y navegarla hasta tocar tierra allende los mares y volver a este bar a contarlo? Como todo el mundo sabe si hay algo que un bilbaino de pro (resida donde resida) no puede resistir es lo de hacer tragarse el 'a que no hay huevos' a un compañero de txikitos. Asi pues nuestros amigos de Hawaiki pusierson rumbo oeste y no pararon hasta dar con Nueva Zelanda. Comprobada la calida de los viñedos de las islas, nuestos intrepidos compañeros se apresuraron a traerse a las Maris para que les preparasen las alubias en su nuevo hogar. Años mas tarde, cuando en 1642 el marino holandes Abel Tasman se atrevio a decir que el mus de verdad se juega con 8 reyes la cosa fue a mayores y el tulipan se vio obligado a volver a su pais no sin antes bautizar las dos islas como Nueva Ziganda (en homenaje a aquel gran delantero del Athletic). Durante los proximos 200 años marinos ingleses y franceses se repartieron el bacalao de los Maoris despachandoles a golpe de mosqueton hasta que por fin en el 1840 los residentes Maoris y europeos firmaron el Tratado de Waitangi. Desde entonces Maoris, Europeos y Asiaticos han convivido en un clima de multiculturalismo ejemplar en este precioso pais.*
Mi viaje por la tierra de los Maoris comenzo en el Museo Nacional de Nueva Zelanda en Wellington. Mi paseo por las salas dedicadas a la historia de esta civilizacion tan interesante me fascino de veras, no obstante y como ya he dicho alguna vez en este blog yo no me conformo con visitar o leer sobre una cultura, no si puedo evitarlo. Y fue asi como una mañana lluviosa cualquiera y de la manera mas tonta mis compañeros de viaje y yo acabamos poniendo en escena la haka, o baile tradicional Maori, para un equipo de la television China (que se ofrecieron a pagarnos las clases). Momento de oro aquel en el que me dirijo a los televidentes chinos animandoles a descubrir Nueva Zelanda al mas puro estilo Ramon Garcia en la gala anual de 'Nueva Zelanda que bonita eres'.
En fin, pido disculpas a los pobres Maoris y a mis familiares y amigos por sufrir la verguenza ajena pero que se la va a hacer, cuando el tiempo no acompaña y alguien menta las palabras magicas 'a que no hay huevos' los resultados son impredecibles. Mas experiencias fuertes en 72 horas!
*Puede que mi version de la historia de Nueva Zelanda no sea 100% fiel a la realidad, pero sin duda es mas divertida y sorpendentemente fidedijna. Si quereis leeros el ladrillo hacer clic aqui.
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