The Lord of the Cola Cao

Legend has it there was a time when men shared the land we stand on today with many other living creatures. There were the animals - providing food, clothing, force and amusement to men. There were the trees and the plants - offering shelter with their timber and thatch. There were also orks, giants, hobbits, dwarfs, playmobils and smurfs; all coexisting in harmony with humans. Lord of the ColaCaoThe world's balance relied on one solid element, a mighty substance gifted by the Gods to all the Middle-earth-landers. They called it 'Cola Cao' or 'the Gift from the Gods'. The miraculous mixture of the substance with cow milk produced an elixir that bestowed immense power to those who drank it. For centuries the substance was secretly guarded inside a golden urn resting in the remote confines of the world, as agreed by the leaders of the Middle-earth-landers. But one day the golden urn went mysteriously missing. The disappearance of the precious dust unleashed a fierce war between the Middle-earth tribes. Surprisingly humans won the battle - which can only be explained by assuming that it was one of them who stole the Cola Cao. Every living ork was terminated. So were giants, except for those whose height didn't exceed the 5m - those were sent into exile in the Lowlands (where one can still see their descendants riding bicycles and swimming in the canals). A few hobbies were spared too, which explains why some people are shorter than the average in some south American countries. The dwarfs were petrified to decorate gardens. The smurfs were reduced to powder and dissolved in water to produce the ink that flows from our pens. Finally the cheerful playmobils - who instead of fighting decided to enjoy the last days of their lives drinking at the pubs - were turned into plastic toys for our children (note the pint-glass shape of their hands). From then on men would own the earth in solitude.

As sad as the story goes I couldn't help to feel guilty for the atrocity committed by humans. But I was also determined to restore the lost balance. Last week I packed food for a week and set off to cover the last steps to the confines of the world.

HikingMy journey commenced with a spectacular motorboat ride from Queenstown to the west end of Lake Wakatipu. From there I commenced a long walk up the Caples valley. Four days that transported me back to the Middle-earth. I saw herds of cows and wild deers -providing only amusement to me- in the vastness of the valley. I saw waterfalls, some as high as 174 m, and I wondered if the giants ever used them as showers. I also saw lakes, the purest my eyes have witnessed and God knows I couldn't resist to try them! But above them all I saw the mountains, snowed peaks so beautiful that it's going to hurt not seeing them every morning. On the fourth day I reached the west end of the valley to discover that I was still 40 kilometers away from my final destination. It was then when two loyal companions came to assist me. My Legolas & Aragorn I suppose, named Cecilia and Lina (30, Swedish) who didn't hesitate to offer me a lift on their car.

In less than an hour we darted into Mildford Sound, the sanctuary where the golden urn had once rested (according to the legend that I just made up). A breath-taking scenery featuring the calm Tasman sea intruding a small section of land flanked by 1500+ meter fjords in all directions. Certainly a legendary place that skyrocketed to the Top 2 most beautiful places I've seen during this trip.

ColaCao and I at the fiordsThe final ceremony took place in the quiet solemnity of the last cruise of the day (one should never visit Mildford between 10am and 4pm). I took the golden urn of Cola Cao that I had carried for so long in my bag, unscrewed the lid open and spooned the divine powder into a cup of warm milk. I drank half of the cup and poured the other half over the Tasman sea. This tribute to those who perished in the battle fields won't bring them back but it will help to remember, to learn from our mistakes. Never again shall the Cola Cao belong to anyone except to us all!

Author's Note: This was my lame attempt to play a funny version of the Lord of the Rings, a movie that I've never managed to watch (fell asleep twice) and in which I have no special interest other than the fact that it was located in one of the most beautiful countries on earth, New Zealand. My apologize if it wasn't funny after all.


Vaya de antemano que no soy fan de 'El Señor de los Anillos', de hecho e intentado ver la peli un par de veces quedandome sopa a los cinco minutos en ambas ocasiones. Sin embargo y dado que estamos en Nueva Zelanda, tambien conocida como la Tierra Media, aqui va mi cuento para el deleite de los frikis:

-- Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en el que el hombre compartia la tierra que pisamos con gran variedad de seres vivos. Por una parte estaban los animales, ofreciendo su carne como alimento, sus pieles como abrigo y su fuerza al servicio de los hombres. Tambien estaban los arboles y las plantas, ofreciendo cobijo con su madera y sus hojas. Junto con ellos tambien existian otros seres: orcos, gigantes, hobbits, gnomos, pitufos y playmobils; todos ellos viviendo en perfecta armonia con el ser humano. El equilibrio universal descansaba sobre un unico elemento, una piedra filosofal, una sustancia magica regalada por los dioses a todos los habitantes de la Tierra Media. Ellos la llamaron 'Cola Cao' o 'El Regalo de los Dioses'. La mezcla del magico elemento con leche de vaca producia un elixir que otorgaba un poder inmenso a aquel que lo bebiese. Si lo tomaba el ciclista se hacia el amo de la pista, si lo tomaba el boxeador golpeaba que era un primor. Para preservar el orden establecido los jefes de las tribus de la Tierra Media acordaron salvaguardar la sustancia omnipotente en una urna de oro que habria de descansar en los cofines del mundo. Esto fue asi durante siglos hasta que un dia la urna desaparecio misteriosamente. La desaparicion desato una guerra feroz entre los habitantes de la Tierra Media. Sorprendentemente los hombres ganaron la batalla, lo cual solo puede explicarse si se presupone que fue uno de ellos el que robo el Cola Cao. Los orcos fueron masacrados. Tambien lo fueron los gigantes, excepto aquellos que median menos de 5 metros, ellos fueron exiliados a los Paises Bajos donde todavia hoy pueden encontrarse algunos de sus descendientes pedaleando alegremente entre canales. Algunos hobbits tambien sobrevivieron en las frias montañas andinas. Los gnomos no tuvieron tanta suerte, ellos fueron petrificados y muchos decoran hoy nuestros jardines con rostro impasible. Los pitufos fueron reducidos a polvo y mas tarde disueltos en agua para generar la tinta que fluye de nuestros bolis Bic. Por ultimo los risueños playmobils, estos se lo tomaron con filosofia y decidieron disfrutar de sus ultimos dias emborrachandose a cubatas en los bares. Ellos fueron plastificados para el disfrute de nuestros pequeños y todavia hoy puede apreciarse la forma del vaso de cubata en sus diminutas manos. Desde el final de aquel infausto genocidio, el hombre ha sido dueño unico de la tierra que pisamos. --

Esta leyenda no es sino otro ejemplo de la atrocidad del ser humano. Una injusticia mas para sumar a nuestro vasto curriculo. Pero yo no estaba dispuesto a dejar las cosas asi, no señor, ya iba siendo hora de que alguien restaurase el equilibrio perdido. Asi pues hace unos dias y al mas puro estilo Frodo Bolsom llene mis alforjas para una semana y me eche al monte para recorrer los ultimos kilometros hasta los confines del universo.

Mi viaje comenzo con un paseo en lancha desde Queenstown hasta el extremo oeste del lago Wakatipu. Desde alli comence una larga travesia de 4 dias a traves del valle del rio Caples que me transporto directamente a la Tierra Media. Vi a las 'bestias', vacas y corzos salvajes en la grandiosidad del valle. Tambien vi las cascadas, algunas de hasta 174 m. de altura, y me pregunte si tal vez los gigantes las habian usado algunza vez como duchas. Tan bien vi lagos, los mas puros y cristalinos que jamas he visto, y Dios sabe que tenia que probar sus aguas! (bueno eso y el odor de tres dias sin ducharme). Pero sobre todos ellos vi las montañas, cumbres nevadas tan bellas que duele despertar por la mañana y no verlas. Y asi, en mi cuarto dia llegue al otro extremo del valle para descubrir que todavia me quedaban 40 kilometros para alcanzar mi destino. Fue entonces cuando dos fieles escuderos acudieron en mi ayuda. Mis Legolas y Aragorn particulares se hacian llamar Cecilia y Lina (30, suecas) y en vez de cabalgar a lomos de un caballo conducian un Mazda. Juntos recorrimos los ultimos kilometros hasta adentrarnos en Milford Sound, el santuario donde tiempo atras se habia confinado la urna dorada que contenia el Cola Cao. El lugar sin duda alguna era magico. Una pequeña porcion de tierra bañada por el mar por el Mar de Tasman en el oeste y flanqueada por gigantes de piedra de mas de 1500 metros en el resto de direcciones.

La ceremonia final tuvo lugar en la intimidad del ultimo crucero del dia. Una vez alcanzado el epicentro de los fiordos saque la urna dorada de mi mochila, abri la tapa y prepare un buen tazon de Cola Cao. Bebi la mitad del tazon (pues bien sabeis que necesito su fuerza) y verti la otra mitad al mar a modo de ofrenda a los que perecieron en el campo de batalla. Se que esto no los traera de vuelta pero al menos nos servira para aprender de nuestros errores y prevenirlos en el futuro. ¡Nunca mas debera el Cola Cao pertenecer a nadie sino a todas y cada una de las almas que pueblan esta, nuestra Tierra Media!

3 comments:

Anonymous said...
November 27, 2009 at 3:46 AM

Muy currado Injaki!!
despues de tu aviso pensaba que seria peor jejeje

a seguir disfrutando!!!

Anonymous said...
November 27, 2009 at 9:41 AM

Mucha imaginación: asi empiezan y se escriben los cuentos y algu dia llegaran a las pantallas como Jarry Poter. Creo que con Colacao no alimentaras a las focas de los oceanos.
Raúl

Iñaki Merino Albaina said...
December 1, 2009 at 8:26 PM

Veo que ha gustado el cuento, si es que otra cosa no pero cuentacuentos... ni Gloria Fuertes.
Papa, mama, de dinero voy bien, sobre lo esperado, pero se me esta acabando el colacao, hacer el favor de mandarme una remesa de emergencia q todavia me queda cuerda!!!

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